El
conflicto que viven actualmente los habitantes de San José de la
Mariquina, relacionado a la nueva ubicación del puente de acceso a la
ciudad, pone de manifiesto un problema de planificación pública que va
más allá de éste caso en particular. Este problema tiene que ver
directamente con la participación ciudadana en la toma de decisiones. Un
Reflejo del agotamiento del tradicional modo de materializar el
desarrollo comunal. Modo que se sigue reproduciendo independientemente
del gobierno local que hemos tenido hasta el momento.-
Si
no existe sintonización directa entre participación ciudadana y
conducción del desarrollo urbano, la planificación se ve sobrepasada por
procesos espontáneos o descoordinados que determinan el crecimiento y
desarrollo de la ciudad en forma anómala.
La
complejidad creciente de las ciudades no puede seguir siendo enfrentada
bajo mecanismos básicos o sub-complejos de gestión, donde la
participación ciudadana es un mero rito para cumplir con las exigencias
al respecto.
El
problema de ésta lógica arraigada en los gobiernos locales - de cumplir
siempre con lo mínimo y al límite de lo legal- es que generan un
historial de decepciones en las expectativas de los habitantes, crisis
de confianza y una continua pérdida de identidad colectiva. De tal
manera, es imposible sentirse parte de un espacio siendo continuamente
excluidos de los procesos que le dan forma a éste.
Pero
como comentaba en un principio, esta exclusión va más allá del problema
en particular que hoy vive la comuna. La participación en todos los
aspectos fue erosionada durante los últimos treinta años y es urgente revitalizarla.
Es
evidente que este proceso de revitalización de la participación no
nace de la misma institucionalidad que la excluye, sino de la
organización de los mismos ciudadanos y su empoderamiento en ascenso,
que seguirá reclamando espacios en diferentes áreas que impliquen el
desarrollo comunal.
La
sociedad civil está llevando al saber "experto" de los planificadores
y actores públicos a abrir su visión al escrutinio de ciudadanos más
activos y críticos, flexibilizando los planes, evaluándolos y
rediseñándolos en un proceso de co - producción necesaria. La
planificación bajo cuatro paredes, sin legitimación social, es una
especie en extinción y está siendo reemplazada rápidamente. El desafío
está en cómo se institucionalizara esta energía social.
Frente a esta situación, urge por parte del gobierno local tener una visión menos restringida de la gestión pública.-
Ricardo Valenzuela
Sociólogo
Magíster (c) en análisis sistémico aplicado a la sociedad
Universidad de Chile.-